Contenido principal de la página

América del Sur es una región multiétnica y mega-diversa

América del Sur

América del Sur es una región multiétnica y mega-diversa conformada por trece países que ocupa una superficie de 17 815 000 kilómetros cuadrados. Casi la mitad de la superficie está ocupada por Brasil. La región alberga 410.923,000 habitantes pertenecientes a cientos de culturas tradiciones y lenguas. Es una región rica en recursos naturales, con múltiples ecosistemas, entre ellos, los de la Amazonia, que brindan importantes beneficios ambientales y económicos, los mismos que sustenan el acceso continuo al agua y energía; además de la provisión de petróleo, gas natural, recursos forestales, carne vacuna, entre otros.

Sin embargo, el desarollo económico acelerade ha causado una mayor producción y consumo de estos bienes y servicios, creando una fuerte presión que pone en peligro el equilibio de estos ecosistemas y las fuentes hídricas y bosques que sustenan la calidad de vida de todos. 

Si bien la mayoría de la población vive en zonas urbanas, su seguridad y sustento dependen de los recursos naturales provenientes de estos ecosistemas clave. Sin embargo, suele existir una desconexión entre el individuo urbano y la naturaleza, y entre lo que se consume y su origen. 

water_energy_food_health_security_es

 

El crecimiento urbano

Hoy en día, la mitad de la población mundial vive en ciudades. Tú y yo, vivimos en una de las zonas más urbanizadas del mundo. Durante el último medio siglo América del Sur pasó de una cul-tura rural a un nuevo patrón urbano, y según el Atlantic Council actualmente, alrededor del 80% de la población latino americana vive en más de 16.000 ciudades, donde ya se producen dos tercios del PIB regional. 

Este proceso lleva con él desafíos y consecuencias negativas, así como oportunidades propias del ámbito urbano. Aunque el proceso de urbanización ayudó a reducir la pobreza general en América del Sur, la pobreza urbana también aumentó. En mu-chas ciudades, la vida cotidiana está marcada por desigualdad, violencia y segregación territorial. De ésta manera contó el periódico inglés el Guardian que, más de 100 millones de habitantes siguen viviendo en la pobreza, forzados a construir sus viviendas en zonas periféricas y marginales de las grandes ciudades, dependiendo en gran parte de una economía informal. 

Sin embargo, a pesar de todos estos desafíos las ciudades también ofrecen a sus habitantes oportunidades económicas y me-dios de subsistencia como nunca antes. Las ciudades de América del Sur se han desarrollado como centros de innovación técnica y social, y a pesar de que algunos problemas persisten, se han hecho grandes avances en infraestructura, salud pública, educación y comunicación. 

Es probable que la migración del campo a la ciudad continuará en las próximas décadas, aumentando la población urbana hasta un 90% de la población total, fortaleciendo la importancia eco-nómica de las grandes y medianas ciudades, pero aumentando también los desafíos propios del crecimiento y las amenazas ambientales.

 

Impactos ocultos del consumo

La concentración de la población en zonas urbanas implica mayor consumo de agua, energía y alimentos, generando un impacto ambiental negativo. Un informe del Programa de las Naciones Unidas para la Habitabilidad señala que las ciudades ocupan sola-mente el 2% de la superficie del planeta, pero representan entre 60 y 80% del consumo de energía y 75% de las emisiones de carbono. Por otro lado, la rápida urbanización está ejerciendo presión sobre el abastecimiento de agua dulce, aguas residuales, suelo, saneamiento, manejo de desechos sólidos, medios de vida y salud pública. Asimismo, el consumo concentrado de energía aumenta la contaminación del aire, con un notable impacto en la salud humana, en la pérdida de masa forestal urbana y en la fauna. 

El modelo de ciudad actual se fundamenta en prácticas insostenibles de consumo. Se requiere transformar la lógica expansiva de la ciudad e implementar una nueva racionalidad orientada al consumo responsable, ahorro de energía y agua, reducción y reciclaje de residuos sólidos, mejorar la conservación del patrimonio natural, parques, jardines y espacios públicos. La revalorización de la calidad urbana requiere un proceso de transformación cultural en el que se genere una nueva relación entre el ser humano, su entorno y la naturaleza, que lleve a construir una cultura ambiental. 

Es necesario considerar que la seguridad hídrica, energética, alimentaria y de salud de las poblaciones urbanas y rurales, de-pende de los ecosistemas que los proveen y que los usan. El agua es el eje principal de esta relación, pues es esencial para la producción agrícola y pesquera, así como para la generación de energía, el consumo humano y el aseguramiento de la salud pública. 

Por otra parte, la producción agrícola y energética a gran escala con lleva un incremento de los riesgos para los ecosistemas, como la contaminación y degradación, afectando a la seguridad hídrica, energética, alimentaria y humana. 

La transformación de la Amazonia, por ejemplo, ha contribuido al crecimiento económico de los países Amazónicos. Sin embargo, existe una notoria presión sobre los recursos de la selva que ha acelerado dramáticamente la deforestación, pérdida de biodiversidad y contaminación del agua, poniendo en riesgo la seguridad de la región y su población, exacerbando el riesgo de mayores conflictos socio ambientales.

Ecuador, 2011: A woman sowing oca (Oxalis tuberosa).

Ecuador, 2011

Mujer en plena siembra de oca

Cambio climático: multiplicador de amenazas 

expected_impacts_climate_change_2050_es

Retos comunes para personas diferentes

El Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR), António Guterres, advirtió en la Cumbre sobre Cambio Climático de Copenhague que “el cambio climático será la mayor causa de desplazamientos de personas en un futuro no muy lejano”, y agregó que “el fenómeno obligará a millones de personas a abandonar sus hogares debido a los conflictos generados por la falta de recursos”. En América del Sur, sequías, inundaciones, la degradación de la tierra, desastres naturales y el aumento del nivel de mar causarán migraciones sobre todo hacia las ciudades medianas y grandes, aumentando el nivel de conflictividad en los centros urbanos. 

Hombres y mujeres establecen diferentes relaciones con los ecosistemas y sus recursos en el acceso, uso, control, impacto y conocimiento que tienen sobre ellos; por lo tanto, los intereses que tienen los hombres y las mujeres frente al uso, manejo y conservación de los recursos naturales pueden ser muy diferentes e incluso entrar en conflicto.  

Los conflictos socio-ambientales tienen un fuerte componente cultural, por lo que uno de los grandes desafíos para la transformación de conflictos es contribuir con la construcción de relaciones interculturales que permitan visibilizar “al otro” y aprender a conocer sus visiones y valoraciones del mundo y de la naturaleza. Las cosmovisiones de los pueblos indígenas pueden ayudar a repensar los conceptos occidentales de la explotación de los recursos naturales.

Uru Chipaya and climate change

The ethnic group Uru Chipaya, whose origins date back to approximately 2500 BC, currently suffers from the impacts of climate change because its vital source, the river Lauca in the province Oruro, Bolivia, is drying out. In addition, lack of food has led many members of the Uru Chipaya to migrate, leaving behind a population of less than 2,000 inhabitants in the village of Santa Ana, its main settlement.

Brazil, 2013: Girl holding two sacks of rice stolen from a truck in a flooded quarter in the northern zone of Irajá, Rio de Janeiro.

Brasil, 2013

Joven sosteniendo dos sacos de arroz, robados fuera de un camión dereparto en un barrio inundado en la zona norte de Irajá, Rio de Janeiro.

Colombia, 2011: Migrant and his son ask for a donation in a marginalized quarter in Soacha, Municipality of Cundimarca.

Colombia, 2011

Migrante y su hijo piden caridad en un barrio marginal en Soacha, Municipio de Cundimarca.

Agua: calidad, cantidad y uso 

El agua es un elemento natural insustituible, un recurso necesario para la vida de las personas y todos los seres vivos, y la garantía del equilibrio  de los ecosistemas. El acceso al agua, en cantidad, y calidad nos asegura una vida digna. El acceso al agua es un derecho humano. 

El agua está presente de manera visible en la que vemos y utilizamos directamente, e invisible en los procesos de elaboración y producción de alimentos y bienes que son parte de la vida del ser humano. El agua que consumimos no viene necesariamente de la cuenca hidrográfica más cercana, sino que es movilizada desde otros sitios e incluso “importada” a través de los productos y servicios. 

Cuando una persona o una sociedad posee agua en cantidad suficiente, en calidad adecuada y en el momento oportuno, se dice que tiene seguridad hídrica. La seguridad no siempre de-pende de factores naturales, sino de una buena gestión humana en todas las dimensiones: ambiental, social, económica, política-institucional y cultural. 

¿Sabes realmente cuánta agua consumes? 

La crisis del agua 
La deforestación, la erosión del suelo, la fragmentación de eco-sistemas, los incendios forestales y los cambios de uso de suelo, el crecimiento poblacional, van en aumento y reducen el acceso al recurso agua, así como la cantidad y calidad del agua disponible para los diversos usos. 

El gran reto 
La Gestión Integrada de los Recursos Hídricos – GIRH se de-fine como “un proceso que promueve la gestión y desarrollo coordinados del agua, la tierra y los recursos relacionados, con el fin de maximizar el bienestar social y económico resultante de manera equitativa, sin comprometer la sostenibilidad de los ecosistemas vitales”.

Energía  

Actualmente, la mayoría de la energía que usamos proviene de distintas fuentes de recursos no renovables. La energía es la base para el desarrollo, para un crecimiento constante de la economía y de todos sus sectores. Los recursos no renovables son escasos, limitados y su costo de extracción es alto; por lo tanto, resultan costosos en el mercado internacional. Este es el caso del petróleo extraído en países amazónicos. 

En la región Sudamericana hay una tendencia hacia el cambio de las matrices energéticas de los países. Esto consiste en utilizar energía proveniente de fuentes alternativas como la eólica ola hídrica en lugar de fuentes más contaminantes como aquellas provenientes de energía térmica donde se utilizan combustibles fósiles. 

En países como Ecuador, Perú, Brasil, Chile los nuevos Planes de Desarrollo plantean obtener energía en base a hidroeléctricas; siendo ésta en la actualidad un porcentaje mínimo de la producción de energía.

La construcción de hidroeléctricas mejoraría la eficiencia energética y si bien esta decisión es ambientalmente amigable, la instauración de proyectos hidroeléctricos no deja detener impactos ambientales y sociales que deben ser manejados. 

El alto costo ambiental se comprende como impacto irreversible en la zona, cambio en su contexto natural, destrucción de eco-sistemas, alteraciones en el caudal del agua de los ríos, cambio en el clima del lugar y costos sociales y económicos que son causa de migraciones. 

Aparentemente, los proyectos afectarían en una zona determinada. Sin embargo, a partir de estos cambios estructurales se desencadenan otros en la matriz productiva local, afectando de forma indirecta a la agricultura, la pesca y otras actividades humanas realizadas en áreas urbanas y rurales circundantes al proyecto, que tienen efectos en territorios y dinámicas más amplios.

Projekt ENERGAL

El programa ENERGAL

El programa ENERGAL de cooperación alemana se enmarca en la iniciativa del Gobierno ecuatoriano “Cero combustibles fósiles en las Islas Galápagos”. La política propone reemplazar hasta el 2020 el uso de derivados del petróleo por energías renovables. El programa apoya con inversiones, capacitaciones y acompañamiento para la obtención del biocombustible. El mismo es extraído del piñón (Jatropha Curcas), que es cosechado por pequeños productores de Manabí quienes lo utilizan como “cercas vivas” en sus lotes. El programa se ejecuta con apoyo financiero del Ministerio Federal Alemán de Medio Ambiente, Protección de la Naturaleza , Construcción y Seguridad Nuclear (BMUB) y el aporte técnico de la Deutsche Gesellschaft für Internationale Zusammenarbeit (GIZ).

El proyecto EcoAdapt

El proyecto EcoAdapt, financiado por la Unión Europea, pro-cura incidir en procesos de gestión del agua que aporten al desarrollo local y reduzcan la vulnerabilidad de las poblaciones humanas al cambio climático, a través del fortalecimiento de capacidades, el intercambio de conocimientos, la prevención y mitigación de conflictos y la promoción del trabajo conjunto con actores clave. Los primeros estudios, realizados en tres territorios de América del Sur, Bosque Modelo Jujuy (Argen-tina), Bosque Modelo Chiquitano (Bolivia) y Bosque Modelo Araucarias (Chile), rescatan el conocimiento local para plantear propuestas para la adaptación al cambio climático.

Pilcomayo River

La cuenca del río Pilcomayo, perteneciente al sistema de la Cuenca del Plata, con una superficie de 288.360 km², abarca una importante región de recursos naturales de Sur América, compartida por Argentina, Bolivia y Paraguay. Frente al problema de sedimentación, se firma un tratado de cooperación entre Argentina y Paraguay en el año 1939, al cual se suma Bolivia en 1974. En 1995, se constituye la

Comisión Trinacional para el Desarrollo de la Cuenca del río Pilcomayo, con el fin de lograr una solución consensuada a los problemas de la cuenca. Hasta hoy, la Comisión Trinacional es la entidad responsable de la administración integral de la cuenca. 

Bosques y cambio climático en América del Sur 

Los bosques proporcionan una vasta gama de bienes y beneficios de sus ecosistemas, empleo, energía, alimentos nutritivos entre otros. 

Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), alrededor del 21% de los bosques del mundo se encuentran en América del Sur, lo que representa cerca de 831,5 millones de hectáreas. En esta zona se encuentra el mayor bosque tropical, en la cuenca amazónica; la misma que comprende una gran cantidad de especies, hábitats y ecosistemas. Asimismo, esta zona alberga una gran cantidad de personas diversas, en especial comunidades indígenas. Según la Coordinadora de las Organizaciones Indígenas de la Cuenca Amazónica (COICA), esta región alberga 390 pueblos ancestrales. 

Estimaciones realizadas por la FAO plantean que los bosques del mundo concentran 289 gigatoneladas de carbono sólo en su biomasa; de éstas, alrededor de 100 gigatoneladas están almacenadas en América del Sur. Es decir que los bosques en América del Sur evitan que estas 100 gigatoneladas de carbono se liberen a la atmósfera. 

A pesar de la creciente conciencia sobre la importancia de los bosques, tanto por sus servicios ambientales, como por su almacenamiento de carbono, medio de vida de poblaciones loca-les y conservación de los recursos genéticos; la deforestación, la degradación y el escaso ordenamiento territorial forestal ponen en riesgo constante a estos ecosistemas. 

Palma de aceite y otros monocultivos  

En la costa norte del Ecuador y en el Pacífico Sur Colombiano se presenta uno de los ecosistemas más biodiversos del planeta – El Chocó. El bosque tropical localizado en esta región tiene varias amenazas, una de ellas, la industria de palma de aceite. 

Cerca de 2 billones de personas a nivel mundial consumen aceite de palma como comestible. Estados Unidos consume cerca de 55 kg per cápita / año, mientras que Europa consume 57,3 kg. El promedio de consumo per cápita en el mundo es de 24 kg (OilWorld Annual 2008). La palma de aceite contribuye con el 30 % del total de producción de aceites vegetales. Este mercado, junto al nuevo mercado de biocombustibles a nivel mundial, hacen que el cultivo de la palma africana en los bosques tropicales de zonas, como las del Chocó, crezca en número de hectáreas de producción, año a año. 

Monocultivos de palma reemplazan a los bosques tropicales y con ello limitan los beneficios que los ecosistemas brindan como agua pura, estabilidad climática, alimentos y fibras para poblaciones locales. Algunas plantaciones industriales contaminan con fertilizantes las fuentes de agua para consumo de las personas, los animales y el riego; y con ello afectan la salud delos seres que la consumen. 

Los monocultivos en América del Sur, como la palma o la soja, ocupan grandes extensiones de territorio con fuertes presiones sobre los ecosistemas. Por ejemplo, los cultivos de soja ocupan un territorio equivalente al territorio de Francia.

Colombia, 2011: A palm oil plantation in the valley of the river Magdalena.

Colombia, 2011

Una plantación de palma aceitera en el valle del río Magdalena