Clima
El cambio climático es una de las mayores amenazas a las que nos enfrentamos. Si no actuamos ahora, los resultados serán catastróficos.
Sin embargo, tal y como están las cosas, llevamos curso a un mundo mucho más caliente. Las emisiones de gases de efecto invernadero ya han aumentado las temperaturas, secando fuentes de agua, elevando el nivel del mar y amenazando la vida y la subsistencia en todo el mundo. Los fenómenos climatológicos extremos, como lluvia intensa, tormentas peligrosas, sequías prolongadas, olas de calor mortales e incendios incontrolables, se están volviendo más frecuentes y graves.
Estos cambios convergen con otras presiones globales —incluyendo el incremento de la población, la urbanización descontrolada, el aumento de la demanda de recursos, el desarrollo económico inequitativo y las desigualdades, y la degradación medioambiental— exacerbando los desafíos a la seguridad global e intensificando la inestabilidad de sociedades frágiles. Al fomentar la violencia o socavar los procesos de paz, estos cambios pueden hacer que las comunidades se vuelvan más pobres y menos resilientes.
El cambio climático es especialmente arriesgado para los países frágiles ya asolados por conflictos. Los impactos climáticos pueden acelerar la inestabilidad política, la inseguridad alimentaria, la debilidad económica y el desplazamiento de personas a gran escala.
En los peores casos, los cambios climáticos podrían abrumar a Estados y sociedades y arrastrarlos más allá del punto de inflexión hacia un torbellino de creciente violencia, inestabilidad y conflicto.
Riesgos agravantes de la fragilidad climática
Competencia por los recursos locales
Sin formas efectivas para resolver las disputas, la competencia por los recursos naturales cada vez más escasos, como terreno cultivable y agua, puede originar inestabilidad e incluso conflictos violentos.
Inseguridad del sustento y migración
El cambio climático aumentará la inseguridad humana de las personas que dependen de los recursos naturales para su sustento, llevando a algunos a emigrar o a recurrir a fuentes ilegales de ingreso.
El fértil valle de Fergana, compartido por Kirguistán, Tayikistán y Uzbekistán, es la región más poblada de Asia Central. Con sus complejas constelaciones culturales y religiosas, viene padeciendo conflictos interétnicos desde la desintegración de la Unión Soviética. Las fronteras políticas del valle, trazadas de forma artificial dividiendo las etnias y los recursos naturales, están muy disputadas y militarizadas. Las disputas transfronterizas por los escasos recursos hídricos y terrestres han derivado repetidamente en confrontaciones violentas. En décadas recientes, la población, el consumo de agua y las temperaturas han incrementado en el valle, mientras que la media de precipitaciones ha disminuido, causando estragos en los recursos compartidos y tensando las relaciones diplomáticas.
En las regiones áridas de Darfur, el deterioro de las condiciones ambientales, junto con el aumento de la población y el detrimento de los sistemas sociales y políticos, han aumentado la inseguridad del sustento y los conflictos entre las comunidades. Las graves sequías de los años ochenta condujeron a una inseguridad alimentaria masiva y a la migración hacia el sur, con los pastores árabes del norte particularmente afectados, quienes debieron trasladarse hacia las zonas meridionales habitadas por agricultores. Bajo un trasfondo de descontento y de conflicto político creciente entre las élites tradicionales de Darfur y el gobierno central sudanés, las presiones migratorias contribuyeron a la polarización étnica y culminaron en la guerra civil de 2003. Sumado al círculo vicioso de la sobreexplotación del suelo, la deforestación, la erosión del viento y la creciente variabilidad de las lluvias; las comunidades locales de Darfur sufrieron las consecuencias del violento conflicto armado, incluyendo un gran número de desplazados internos, de los cuales más de dos millones seguían desplazados a finales de 2017.
Chad, 2004
Cola de bidones junto a una fuente de agua en las proximidades del campo de refugiados del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para Refugiados (ACNUR)
Fenómenos meteorológicos extremos y desastres
Los fenómenos meteorológicos extremos y los desastres ponen en peligro la vida de personas y destruyen fuentes de subsistencia. Estos fenómenos pueden agravar querellas existentes y asfixiar sistemas gubernamentales sobrecargados.
Tensiones en torno a aguas transfronterizas
Las aguas transfronterizas son una frecuente fuente de tensiones. A medida que aumenta la demanda y el impacto climático afecta los flujos de agua, la competencia por el uso del agua puede incrementar la presión que sufren las estructuras gubernamentales destinadas a gestionar el suministro compartido.
En Tailandia, las lluvias monzónicas sin precedentes de 2011 causaron inundaciones masivas que afectaron a dos millones de personas en 26 provincias. La respuesta a este desastre fue considerada por muchos como una prueba para el nuevo Gobierno, que había sido elegido tras años de inestabilidad política. Por desgracia, el Gobierno fracasó a la hora de atender las quejas que surgían por discriminación de clase, favoritismo y trato desigual. Cientos de civiles tomaron las calles para protestar contra la distribución de agua, electricidad, cobijo y alimentos, que consideraban injusta. En Bangkok, los manifestantes echaron abajo un muro de sacos de arena que protegía un distrito acomodado de la crecida de las aguas. El malestar y el descontento públicos continuaron hasta el golpe militar de 2014.
En el pasado, la cooperación entre India y Pakistán en torno a las aguas compartidas ha resistido las crisis. Incluso durante periodos de conflicto, el tratado y la comisión que gestionan las vías acuáticas compartidas no dejaron de funcionar. Sin embargo, las presiones están aumentado: el cambio climático está acelerando el derretimiento de los glaciares himalayos, cambiando los patrones tradicionales de inundación y sequía. La creciente población y demanda de agua de la India río arriba genera presión en el suministro de agua de Pakistán, que abastece el 90 por ciento de la producción de alimentos del país y el 65 por ciento de sus puestos de trabajo. El incremento de las presiones podría agravar las tensiones políticas existentes entre los dos países y podría ser muy difícil de soportar, a pesar del historial de cooperación pacífica en el pasado.
Bangladés, 2004
Dos hombres ayudan a una anciana a atravesar el agua tras las lluvias monzónicas.
Volatilidad en precios y provisión de alimentos
Los fenómenos meteorológicos extremos, como las sequías o las inundaciones, pueden afectar la producción de alimentos en todo el mundo, aumentando los precios y la volatilidad de los mercados, agudizando el riesgo de protestas, disturbios y conflictos civiles.
Aumento del nivel del mar y degradación costera
El aumento del nivel del mar amenazará la viabilidad de las zonas bajas incluso antes de que se sumerjan, lo que provocará desordenes sociales, desplazamientos y migraciones. Al mismo tiempo, pueden aumentar los desacuerdos sobre las fronteras marítimas y los recursos oceánicos.
Las sequías en los países exportadores de granos provocaron un rápido aumento de los precios mundiales de los cereales en 2007-2008, iniciando revueltas alimentarias en varios lugares de la región de Oriente Medio y África del Norte, donde los precios de los alimentos aumentaron hasta en un 115 por ciento. Marruecos depende de las importaciones de alimentos, ya que su productividad agrícola se ha visto limitada o por la escasez de agua debida a los cambios ambientales y la mala gestión. A medida que los precios subían drásticamente en Marruecos, los ciudadanos protestaron, iniciando las "revueltas del pan" que también estaban en contra de la creciente desigualdad, el desempleo y las injusticias sociales percibidas. Al detener los recortes planeados en los subsidios alimentarios, el gobierno pudo comprar la paz social. Pero la inseguridad alimentaria, la pobreza y la falta de oportunidades económicas se mantuvieron en niveles críticos, y las protestas resurgieron en 2011-12.
La mayoría de las islas de Kiribati se encuentran a menos de tres metros sobre el nivel del mar, lo que las hace especialmente vulnerables al aumento del nivel del mar en el largo plazo, a la degradación de las costas y a las inundaciones repentinas causadas por las mareas de primavera, las marejadas y los fuertes vientos, que hacen que el agua salada contamine el suministro de agua dulce de las islas. Bajo la presión de trasladarse a la isla capital de Tarawa, muchas de las personas que viven en las islas exteriores de Kiribati luchan con las implicaciones para sus tradiciones y formas de vida. Tarawa, que ya está muy poblada, es probable que atraiga aún más habitantes. Los servicios públicos como el agua potable, el saneamiento, la gestión de residuos, la salud y la educación son en gran medida deficientes y no pueden satisfacer las crecientes demandas a medida que la población crece, lo que exacerba la pobreza, el desempleo y los conflictos por el uso de la tierra. A largo plazo, puede que ya no sea posible vivir en los atolones de Kiribati. Para prepararse a enfrentar esta amenaza existencial, el gobierno ha comenzado a comprar tierras en Fiyi en caso que se necesite reubicar a parte de su población.
Lago Chad: riegos de la fragilidad climática
La crisis humanitaria más extensa del mundo desde 1945 se está desarrollando actualmente en los cuatro países que rodean el lago Chad: Camerún, Chad, Níger y Nigeria. En la región confluyen múltiples estresores. Desempleo, insurgencias violentas, pobreza y agotamiento de los recursos interactúan con el cambio climático y crean un perfecto aluvión de riegos de fragilidad climática. La comunidad internacional tiene que actuar con el fin de salvar vidas y fuentes de subsistencia.
El vídeo de 10 minutos investiga las raíces de la miseria y los conflictos generalizados. Muestra entrevistas con expertos locales del lago Chad, consolidadores de la paz y representantes de organizaciones internacionales, como el Consejo de Seguridad y el Programa Mundial de Alimentos. Para comprender la crisis y asegurar una paz duradera en tiempos del cambio climático, uno tiene que dilucidar la complejidad de la crisis y aprender de las experiencias de campo.
Las entrevistas se llevaron a cabo principalmente en el Foro sobre Paz y Desarrollo de Estocolmo (Stockholm Forum on Peace and Development), co-organizado por el SIPRI (Instituto Internacional de Investigación para la Paz de Estocolmo) y el Ministerio de Asuntos Exteriores Sueco, el 4 y 5 de mayo de 2017.
Cuerno de África: Low emissions, high vulnerability
Ethiopia, 2017
Suri tribesmen waiting for a stick fight (donga) to commence in the village of Kibbish in the North Western Omo valley.
The Horn of Africa region makes a negligible contribution to climate change, but it is highly exposed to climate impacts. Drought is the biggest concern in a region where many people remain food insecure — and intermittent floods amplify this threat.
Food insecurity and loss of livelihoods can undermine the legitimacy of state authorities. Unfortunately, those with limited access to food and jobs are more likely to join armed opposition groups. Changing climate patterns can also encourage migration, increasing tensions between farmers and pastoralists over fertile land.
The more we understand climate-security risks, the better we are able to tackle them. That is why Germany is working with the United Nations on a pilot project for a regional assessment of climate-related security risks in the Horn of Africa.
The good news is that we know which solutions can make a real difference. USAID has run programmes in the region which built sustainable livelihoods and reinforced social ties between and within communities. This has helped people to cope better with both conflict and climate-related shocks and stresses.
When different groups worked together to rehabilitate water ponds in the Borana Zone of Ethiopia, they not only increased the water supply for everybody but also stopped thinking of these resources as “contested ponds”.
In short, peacebuilding boosts resilience, and resilient communities are more peaceful. The international community needs to invest into establishing such virtuous cycles.
Mantener la paz a pesar del calentamiento climático
¿Cómo se puede lograr y mantener la paz y la seguridad en la era del calentamiento climático? ¿Cuáles son los principales aspectos que deben tener en cuenta las iniciativas de desarrollo, humanitarias y de paz y cómo se pueden aplicar las soluciones a mayor escala? En resumen, ¿qué funciona?
En este vídeo, expertos internacionales comparten sus ideas sobre lo que han aprendido a través del trabajo de campo y la investigación. La conexión entre el cambio climático y la consolidación de la paz es cada vez más evidente, pero las dinámicas de los conflictos dependen del contexto regional específico. Por eso, los programas tienen que ir dirigidos a los impulsores locales de conflictos y a los impactos del cambio climático conjuntamente para sobrepasar límites sectoriales y ser más holísticos.
El vídeo incluye entrevistas a: Henk-Jan Brinkman (PBSO, ONU), Larry Attree (Saferworld), Mohamed Yahya (PNUD), Rachel Slater (ODI), Robert Ricigliano (Omidyar Group), Alexandre Marc (Banco Mundial) y Janani Vivekananda (adelphi).