El clima y la paz
CLIMA Y SEGURIDAD EN LAS NACIONES UNIDAS
Los impactos del cambio climático socavan medios de subsistencia y aspectos críticos para la estabilidad, como el acceso a los alimentos y al agua.
Estos impactos pueden exacerbar factores generadores de conflicto, como los desplazamientos y la competencia por los recursos naturales. Por lo tanto, la crisis climática mundial es un riesgo clave para la paz y la estabilidad a nivel internacional.
Si bien el sistema de las Naciones Unidas (ONU) debe actuar en su conjunto para reducir estos riesgos, el Consejo de Seguridad de la ONU (CSNU) es el principal responsable de mantener la paz y la seguridad a escala internacional.
El CSNU puede ayudar a reducir los riesgos de seguridad climática asegurándose de que el cambio climático y los problemas de seguridad relacionados se vean reflejados en todas las actividades de las Naciones Unidas que abordan conflictos, desde la prevención hasta el restablecimiento de la paz.
Proporcionando orientación política a través de sus mandatos, el CSNU puede ayudar a los Estados miembros y a instituciones de todo del mundo a abordar mejor los riesgos de seguridad climática.
¿Cómo pueden los órganos de la ONU responder a los riesgos de seguridad climática?
El conjunto del sistema de las Naciones Unidas puede contribuir a mantener la paz haciendo frente a los riesgos de seguridad relacionados con el clima durante todo el ciclo del conflicto, en particular:
- La prevención de conflictos, la construcción de paz y la mediación siempre deben tener en cuenta los impactos del cambio climático. No habrá paz duradera si las personas no son capaces de garantizar los medios de subsistencia dependientes de la naturaleza en un clima cambiante.
- Hay que asegurarse de que las iniciativas de desarrollo y adaptación con bajas emisiones de carbono no provoquen o agraven conflictos.
El Consejo de Seguridad de la ONU puede ayudar a garantizar que el cambio climático y los retos de seguridad relacionados se vean reflejados en todas las actividades de la ONU que abordan conflictos, desde la prevención hasta el restablecimiento de la paz.
REFORZAR LA RESISTENCIA SOBRE EL TERRENO
La cuestión ya no es si la humanidad va a sufrir impactos climáticos negativos, sino cómo y cuándo.
Debemos perseguir los objetivos de garantizar la paz y la prosperidad a nivel mundial a través de esta óptica: las sociedades necesitan resiliencia.
La resiliencia requiere un enfoque holístico de adaptación y construcción de paz. El 70 % de los países más vulnerables al cambio climático se encuentra también entre los más frágiles.
Existe una clara necesidad de abordar simultáneamente los riesgos climáticos y de conflicto.
Afganistán: la doble vulnerabilidad
La población de Afganistán lleva 40 años soportando un conflicto armado casi constante. Sus imponentes glaciares, sus extensos pastizales y sus ríos, que son fuentes de vida, están cada vez más amenazados. El país ya se ha calentado 1,8 grados centígrados desde 1950, mucho más que la media mundial.
El cambio climático socava las perspectivas de paz en Afganistán de varias maneras. Un aumento de la frecuencia de las sequías podría impulsar la economía del narcotráfico al animar a los agricultores a plantar adormidera, una planta resistente a la sequía. La escasez de agua y de tierras cultivables podría aumentar la competencia entre los grupos que dependen del pastoreo y de la agricultura de secano, incentivando los conflictos entre diferentes comunidades y etnias. Las tensiones internacionales por los recursos hídricos podrían socavar los esfuerzos para estabilizar el país.
Afganistán ya tiene dificultades para prestar servicios a toda la población y no está bien equipado para hacer frente a los efectos de las catástrofes naturales, los desplazamientos forzosos y las malas cosechas. Sin embargo, el Gobierno afgano ha empezado a integrar el clima en la elaboración de sus políticas.
Al continuar con este enfoque y mejorar la gestión de la tierra y el agua en particular, Afganistán puede prepararse para los futuros impactos climáticos. Además, abordar conjuntamente las cuestiones medioambientales podría contribuir a fomentar la confianza en el proceso de paz afgano. Algo que la comunidad internacional puede y debe apoyar. El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas debería ejercer un mayor liderazgo político incluyendo en sus mandatos una orientación adecuada para las misiones de asistencia de la ONU.
El terrorismo no va a permanecer aquí para siempre, pero el cambio climático es una sentencia de muerte continua.
Para más información, consulte el informe sobre el riesgo de la fragilidad climática en Afganistán, proporcionado por la Red de Expertos en Seguridad Climática (CSEN).
Las islas del Pacífico: pequeños Estados en gran peligro
Es probable que estos impactos climáticos incrementen las tensiones en la región. La desaparición de las tierras bajas puede provocar disputas sobre los límites marítimos y los derechos de pesca, tanto entre las naciones insulares como entre ellas y potencias externas. Además, es probable que la migración forzosa socave los sistemas tradicionales de tenencia de la tierra.
Los pequeños estados insulares necesitan un sistema de apoyo eficiente por parte de la ONU. Por encima de todo, la comunidad internacional debe asegurar la pura supervivencia de las islas del Pacífico cumpliendo los objetivos del Acuerdo de París. También debe ayudar a la región a impulsar la adaptación y la resiliencia a los cambios climáticos que ya están en marcha. Por ejemplo, la comunidad internacional puede contribuir a la recopilación de datos regionales; a reforzar los sistemas de vigilancia y alerta temprana, y a apoyar las evaluaciones de vulnerabilidad y la planificación de los desplazamientos.
Ninguna persona es una isla; ninguna isla debería estar sola.
Para más información, consulte el informe sobre el riesgo de la fragilidad climática en la región de las islas del Pacífico elaborado por la Red de Expertos en Seguridad Climática.
Reafirmamos que el cambio climático sigue siendo la mayor amenaza para los medios de subsistencia, la seguridad y el bienestar de los pueblos del Pacífico.
Por qué los Estados pequeños deben estar en la mesa de negociación
El lago Chad: romper la trampa del conflicto
El cambio climático contribuye a desencadenar conflictos, y los conflictos afectan a la capacidad de adaptación de las personas.
Desde 2009, el lago Chad se encuentra atrapado en una trampa de conflictos. El cambio climático está dificultando aún más la búsqueda de salidas. Al haber vivido durante siglos de la abundancia del lago Chad, los pescadores, agricultores y pastores pudieron adaptarse a que el lago cambiara de tamaño con las estaciones. Pero la crisis climática hace que las lluvias sean imprevisibles. Los habitantes ya no pueden contar como antes con el agua dulce, las tierras de pastoreo, las poblaciones de peces y la vegetación, y los grupos armados y la prohibición de viajar impuesta por el Gobierno restringen aún más el acceso a estos recursos.
La violencia entre los grupos armados de la oposición y las fuerzas de seguridad del Estado ha dejado a 10,7 millones de personas con necesidad de ayuda humanitaria. Años de conflicto, pobreza y violaciones de los derechos humanos han erosionado las relaciones entre generaciones, grupos étnicos y entre desplazados y sus comunidades de acogida. La competencia por los recursos naturales aumenta aún más las tensiones y el riesgo de violencia.
Las intervenciones militares han estabilizado algunas partes de la región. Pero estas respuestas, a menudo de “mano dura”, no siempre toman en cuenta las necesidades cotidianas de la población, como su capacidad de acceder a la tierra y al agua dado el cambio climático. En el pasado, los militares han destruido cultivos y han prohibido la pesca para debilitar a los grupos armados de la oposición. Sin embargo, con opciones de trabajo cada vez más limitadas, el riesgo de que la gente acudiera a estos grupos aumentó.
Los riesgos relacionados con el clima y los conflictos se retroalimentan. Para romper este círculo vicioso, los esfuerzos humanitarios, de desarrollo, de estabilización y de consolidación de paz deben abordar a la vez los impactos climáticos y los desafíos del conflicto.
Los gobiernos podrían ayudar a reconstruir los lazos sociales fracturados mejorando los servicios sociales, proporcionando empleos sensibles al clima y rectificando la marginación política. Una mayor integración de los civiles en la planificación de las intervenciones militares podría salvaguardar los medios de subsistencia y el acceso vital a los recursos naturales.
Los actores internacionales deberían llevar a cabo evaluaciones de riesgo climático y de seguridad para asegurarse de que comprenden los posibles impactos de las labores humanitarias, de construcción de paz y de desarrollo en las dinámicas del clima y la fragilidad.
Lea Shoring Up Stability: Addressing Climate & Fragility Risks in the Lake Chad Region, lea MOHAMED'S STORY y vea más fotos, mapas e infografías para entender cómo el clima y la fragilidad interactúan en la cuenca del lago Chad.
[Video] El cambio climático: un factor crítico en la trampa de conflictos de la crisis del lago Chad