Agua
Chile: La hidroelectricidad es una energía limpia, pero puede conllevar un impacto social y medioambiental indeseado.
El agua es indispensable: los humanos necesitan agua para vivir. También es esencial para el medio ambiente y la economÌa. Menos del uno por ciento de las reservas de agua de la Tierra corresponde a agua dulce disponible para el uso humano y está distribuida de forma inequitativa. Los hogares, la agricultura, la industria, la electricidad y los ecosistemas terrestres requieren una cantidad y calidad adecuada de agua, y en el momento oportuno.
Durante miles de años, la gente ha competido entre si y con la naturaleza por los escasos recursos hídricos de la Tierra. Si no se logran reconciliar los intereses rivales, la competencia por el agua puede originar disputas e incluso conflictos violentos. La palabra rival proviene de la palabra latina 'rivalis', que hace referencia a aquellos que usan el mismo río o arroyo como fuente de agua.
El agua fluye, ya sea en ríos o como agua subterránea. Por tanto, el impacto del uso y la contaminación del agua se pueden expandir a lugares lejanos y más allá de las fronteras nacionales. Por ello, los conflictos en torno al uso del agua no solo surgen a nivel local, sino también entre regiones y países.
El cambio climático va a afectar enormemente el ciclo del agua. La disminución de las precipitaciones y el aumento de las temperaturas reducirán los recursos de agua disponibles en muchas regiones áridas, mientras que las poblaciones crecen rápidamente, aumentando la demanda de agua. Además se espera un incremento de la frecuencia y gravedad de los fenómenos meteorológicos extremos, como sequías e inundaciones. Esto puede degradar también la calidad del agua, por ejemplo, la intrusión de agua salada en acuíferos costeros debido a la elevación del nivel del mar o a la concentración de toxinas en los ríos que se secan.
Una mujer bebiendo agua extraída de un pozo. Alrededor de un tercio de la población mundial no tiene acceso a fuentes de aguas gestionadas de forma segura.
El agua es una cuestión de vida o muerte
El agua potable es esencial para la vida y vital para la salud y la higiene. Si la gente no tiene acceso a agua limpia o a instalaciones sanitarias, el agua potable contaminada y la falta de higiene pueden propagar enfermedades. Entre las enfermedades más comunes transmitidas por el agua están la diarrea y la enfermedad del gusano de Guinea.
Más de 1.400 niños mueren cada día debido a la falta de agua limpia e instalaciones sanitarias básicas. Cada año, la diarrea causa más muertes que el VIH/SIDA. El suministro seguro de agua potable y el saneamiento básico podrían reducir las enfermedades diarreicas en casi un 90 por ciento y salvar millones de vidas.
A pesar de que el acceso al agua y servicios sanitarios ha mejorado a lo largo de las últimas décadas, en 2015, casi 844 millones de personas aún no contaban con una fuente segura de agua potable y más de 2.300 millones de personas carecían de instalaciones sanitarias básicas.
Pero, a pesar de estas carencias, el agua con frecuencia se desperdicia o se usa de forma ineficiente. El cultivo de alimentos que requieren mucha agua, la producción de bebidas o el riego de céspedes agotan los recursos hídricos disponibles, especialmente en regiones secas como el Mediterráneo o el sur de África. A menudo, los habitantes de países industrializados no son conscientes de que productos de consumo como el café, una camiseta o un filete dejan una enorme huella hídrica.
Emiratos Árabes Unidos, 2015
La fuente de Dubái, el mayor sistema de fuentes con coreografía del mundo, se halla en la región del Golfo Pérsico, que padece una enorme escasez de agua.
¿Puede el agua incitar a conflictos o llevar a cooperar?
Más de 280 cuencas fluviales en todo el mundo son compartidas por dos o más países, ocasionando con frecuencia, disputas entre los países río arriba y río abajo. El cambio climático va a aumentar la presión existente en torno a la escasez de agua en muchas cuencas. No obstante y a pesar del tono alarmista que a veces adoptan los políticos y los medios de comunicación, es poco probable que estas disputas conduzcan a guerras por el agua. De los casi 2.000 incidentes que se produjeron en cuencas transfronterizas entre 1990 y 2008, el número de eventos cooperativos aproximadamente duplicó el de eventos conflictivos. Los círculos ilustran el número total de eventos hostiles (no el grado de hostilidad). Estos conflictos pueden volverse peligrosos cuando eventos externos superan los mecanismos institucionales para afrontarlos. Los círculos más grandes del mapa coinciden con regiones que carecen de mecanismos de resolución de conflictos resilientes.
La presa de Ilisu en el río Tigris, que debería estar finalizada en un futuro próximo, supondrá, según las estimaciones, el desplazamiento de 80.000 personas y sumergirá el asentamiento Hasankeyf de 12.000 años de antigüedad. Junto con las otras 21 presas que forman parte del proyecto para el sureste de Anatolia le permitirá a TurquÌa controlar los flujos de agua que corren rio abajo hacia Irak. Además, la irrigación generada mediante el proyecto probablemente reducirá la cantidad de agua que fluye río abajo, incrementando el potencial de conflicto con Irak y poniendo en peligro los ya frágiles pantanos mesopotámicos del sur de Irak.
En 2016, Tayikist·n empezó a construir la presa de Rogun en uno de los afluentes del río Amu Darya. Si se completa, la presa será la más alta del mundo y ayudará a aliviar la escasez energética del país. Sin embargo, Uzbekistán, situado río abajo, se opone a su construcción porque teme que reduzca el agua disponible para el riego en el país. Las relaciones entre Tayikistán y Uzbekistán han mejorado después de que el nuevo presidente uzbeco, Shavkat Mirziyoyev, asumiera el poder, mejorando las relaciones bilaterales e indicando que Uzbekistán posiblemente no seguirá oponiéndose a la presa.
La construcción del gran proyecto de la presa de Don Sahong en Laos, uno de los 11 proyectos de presas a lo largo de la corriente principal del bajo Mekong, que dio comienzo en 2016, venderá hidroelectricidad a Tailandia, el país vecino necesitado de energía. Pero los países río abajo, Camboya y Vietnam, así como, organizaciones de la sociedad civil, temen que el proyecto ponga en peligro el ecosistema único y la biodiversidad de la cuenca del Mekong, amenace la subsistencia de millones de pescadores y contribuya a la inseguridad alimentaria.
¿Puede el agua abrir una vía hacia la paz?
La gestión cooperativa de los recursos hídricos compartidos ofrece oportunidades significativas para todos los usuarios del agua, especialmente en aquellas cuencas donde las fuentes de agua traspasan las fronteras entre países. La calidad del agua, la generación hidroeléctrica, la irrigación y agricultura, el control de inundaciones, la navegación y los servicios ambientales se pueden optimizar de forma más eficiente a nivel de cuenca que al interior de cada país.Por ejemplo, la construcción de presas hidroeléctricas río arriba puede ayudar a controlar las inundaciones, mejorar la navegación e incrementar el potencial hidroeléctrico río abajo mediante la regulación del flujo de agua. También podría permitir a los países río abajo importar electricidad a menores costos. La alternativa — construir presas río abajo — a menudo no es viable o es menos productiva.
Sin embargo, en el mundo real, la construcción de presas río arriba con frecuencia aviva conflictos con usuarios río abajo. Si bien este tipo de conflictos raramente deriva en guerras entre naciones, sí pueden obstaculizar la cooperación mutuamente beneficiosa en otros sectores, perjudicando a personas y ecosistemas, entorpeciendo el desarrollo económico e impidiendo un uso sostenible y equitativo del agua.
A pesar de todo, la gestión colaborativa del agua puede ayudar a superar la desconfianza y a crear lazos entre grupos hostiles. En la cuenca del río Orange-Senqu, por ejemplo, el proyecto Lesotho Highlands Water ha aportado beneficios tanto a Lesoto como a Sudáfrica. Una serie de túneles y presas ha incrementado el abastecimiento de agua en Guateng, el centro económico de Sudáfrica, que sufre escasez de agua. Al mismo tiempo, el proyecto genera importantes beneficios y electricidad para Lesoto, que es más pobre y tiene menos recursos.
La cuenca del Nilo es la cuna de algunas de las civilizaciones más ricas del mundo y su historia personifica el crucial papel que desempeña el agua en los conflictos y la cooperación. A lo largo de las últimas décadas, conflictos violentos han cobrado incontables víctimas en las guerras civiles de los países ribereños, incluyendo Sudán (del Sur), Etiopía, Uganda, Ruanda, Burundi y la República Democrática del Congo. Los países vecinos se acusaban mutuamente de apoyar a grupos rebeldes e incluso se involucraban en guerras de poder.
Hoy en día, si bien las tensiones han descendido y la mayoría de los países ribereños ven el Nilo como un punto clave de cooperación, el desarrollo río arriba está alterando el equilibrio de poder tradicional en torno al río. Durante el siglo pasado, Egipto, situado río abajo, fue la fuerza dominante con derecho a la mayoría del agua del Nilo. Pero, a medida que los países río arriba han ido experimentando desarrollo económico y consolidación política, el aumento de la financiación internacional para proyectos de infraestructura les ha permitido lanzar ambiciosos proyectos de infraestructura hidráulica para satisfacer su creciente demanda de energía y alimentos. Egipto se opone a estos cambios, no solo porque depende del río mucho más que cualquier otro país ribereño. Aceptar el control río arriba de los flujos de agua también cuestiona el poder del país y supone reconocer su dependencia de otros.
La Iniciativa de la Cuenca del Nilo, fundada en 1999 por nueve de los diez países de la cuenca con el apoyo de grandes instituciones donantes, ha conseguido fortalecer la cooperación en el Nilo. No obstante, no se ha alcanzado un consenso. En 2007, las negociaciones se estancaron debido a la incapacidad de resolver los conflictos de interés entre Egipto río abajo y los países río arriba, en especial Etiopía.
Conflictos relativos al agua en la cuenca del Nilo
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El Nilo presenta conflictos importantes en torno al acceso y los derechos a los recursos hídricos del Nilo de los once países ribereños. La Iniciativa de la Cuenca del Nilo (Nile Basin Initiative, NBI), fundada por 9 de los 10 países ribereños en 1999 con el respaldo de grandes instituciones donantes, ha conseguido algunos éxitos en sus intentos por fortalecer la cooperación. Sin embargo, desde 2007, los intereses divergentes entre los países río arriba y río abajo han paralizado las negociaciones para un Acuerdo Marco de Cooperación , enfrentando a Egipto (y en menor medida a Sudán) contra los países ribereños río arriba, en especial Etiopía. En 2015, negociaciones trilaterales entre estos tres países sobre una gran presa en construcción en Etiopía condujeron a un acuerdo marco que, con el tiempo, puede allanar el terreno para un acuerdo más amplio.
El vídeo está en inglés.